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La misma historia de siempre
Por David Martínez
A casi veinte minutos para que termine el partido, mi amigo Rodrigo me manda un mensaje.
– Vamos Bayern.
Acaba de anotar Davies un golazo con su pierna mala. El Madrid ha jugado mejor, pero no se ve claro. Sin mucha fe, respondo:
– Espérate a que acabe. La experiencia dice eso. Pero si pinta feo. La bestia negra. Queda de consuelo que el Bayern no nos ha metido ocho.
Nos acercamos al minuto ochenta.
***
Preguntábamos hace unos días si el Madrid podría hacerle al Bayern lo que ya le había hecho al City, al Paris y la Chelsea: ya está la respuesta. Quedara para el debate el papel del árbitro, el mismo que le dio el Mundial a Messi. Pésimo arbitraje, la verdad. Aunque es disculpable, porque ya se sabe que en el Bernabéu pasan cosas raras. La teoría del eterno retorno tiene ahí su escenario favorito. Da igual, como decíamos antes también, que sea con Rodrygo, con Lunin, con Benzema, con Courtois o con Joselu. El destino del Madrid está escrito y es ineludible: es la décimo-octava final de Copa de Europa de su historia, la sexta en los últimos once años. La última vez que se perdió una final fue en el año 1981, con el Liverpool. El rival será otro alemán, el muro amarillo del Borussia Dortmund, donde antes jugaba Bellingham. La cita es el 1 de junio en Londres. ¿Se cumplirá eso de que en Lisboa se coronó CR7; en Cardiff, Bale; en Paris, Benzema y ahora Londres lo hará Jude? Veremos. El destino tiene cosas raras.
Pero antes de todo, el partido tuvo dos protagonistas: Vini y Toni. El alemán dirigió las operaciones desde su pedestal, escorado a la izquierda. El partido se mecía hacia donde él dictaba y las oportunidades se presentaron con bastante frecuencia. Los postes y Neuer impidieron la avanzada blanca. Vinicius, además, realizó un partido muy inteligente: se retiró a la banda y desató todo su fútbol samba. Enfiló a Kimmich, como si estuviese en el sambodromo de Río, e hizo con él lo que quiso. Valverde y Rodrygo -este varias veces- nunca llegaron a tiempo. Vinicius fue el espectáculo de un show que no debió parecer un drama.
Pero, dado que hablamos del Madrid, tocó remar a contracorriente. Cuando mejor jugaba, y se intuía el gol, el Bayern organizó un contragolpe rapidísimo y Davies la puso al otro lado de Lunin. Ten para que aprendas. Una cucharada de tu propia sopa. Ancelotti se movió rápido y puso toda la carne al asador, dando entrada a Modrić, Camavinga, Brahim y Joselu.
El gol del Bayern encendió la batidora emocional. Vini volvió a leer bien el partido: se sacó un tiro desesperado, al centro de la portería, a las manos de Neuer, algo sencillo. Se le escurrió y Joselu empujó el empate. Pobre Neuer, paso de héroe a Donnarumma en menos de un minuto. Ahí estaba un reto al destino. El Madrid golpea como un mazo y te hace un hueco en el alma. Tres minutos después, llegó lo de siempre, el napalm conocido como remontada. Otra vez Joselu. Quién se lo fuese a decir a los hinchas del Barça: un periquito tumbando al Bayern y clasificando al Madrid a la final de la Copa de Europa. Al mismo tiempo, en la Euroliga, el equipo catalán se despeñaba y decía adiós a la competición. Otra prueba de que el destino es ineludible. Veremos si se da el doble doblete.
Queda tiempo para analizar la final. Por dar un dato, habrá que decir que el Real nunca ha jugado en Wembley, el templo del fútbol y el escenario de la primera copa del Barça. No hay sitio más perfecto que ese para la despedida de Luka y Toni (esa imagen, al final de partido, con toda su familia en el centro del campo, admirando el estadio ya vacío suena a que no renovará). ¿Quién conocerá a quién, el Real Madrid a Wembley, el mítico estadio, ambiente puro de fútbol, o Wembley conocerá al club más glamuroso, más legendario y competitivo? No es una pregunta menor, pues un escenario indica que la leyenda del estadio pesará sobre el equipo mientras que el segundo implicará un abrazo aún más emblemático y significativo.
***
… Rodrigo me da la razón y borra el mensaje. Una hora después pondrá otro: los odio. Lo de siempre, pues, nada nuevo bajo el sol: el Madrid a la final de la Copa de Europa, a bailar con la quinceañera.
Queda un partido, uno solo, para la eternidad.
Muy buen texto, el Madrid siendo el Madrid ,,,