Por Marco Antonio Villasana
Manos fértiles, manos de tierra fresca, manos de vida, manos de trazos, de formas, de colores, de sueños, son las manos de Alfredo Castañeda. El pintor que domina la línea como el pulso de un cirujano, el artista que escribe poemas con pinceles en el óleo y que retrata la belleza del cuerpo humano.
Nacido en San Luis Potosí, hace 74 años, cuya infancia transcurrió en el Barrio de San Miguelito, una de las zonas con mayor número de historias y leyendas de la capital potosina. Siendo un niño, el recreo escolar consistía para él en dibujar en el pizarrón, por su talento nato, para ilustrar las clases, con la complacencia de sus maestros y compañeros.
Te vas a morir de hambre…
Tuvo siendo un adolescente, dieciséis años, que imponerse a la crítica de la sociedad para estudiar dibujo en el Instituto Potosino de Bella Artes: Te vas a morir de hambre, de eso no se vive o la consabida observación, el arte es para jotos. Uno de sus primeros profesores en esa institución fue el gran y reconocido Raúl Gamboa Cantón, dibujante, grabador, ilustrador, muralista, retratista de mérito y Fiona Alexander, profesora de grabado. Castañeda aclara que “Nunca ha sido una carrera la pintura, una licenciatura o el dibujo como tal, siempre han sido talleres libres.”
Jarritos y caracoles
Al principio de su enseñanza más que tratar de realizar grandes temas o creaciones, lo ponían a dibujar jarritos y caracoles. “Para mí fue lo más importante, aprender a dibujar con manos libres, ya en otros cursos que tomé, sólo a los avanzados, se les permitía el dibujo humano, yo era un principiante.”
Su deseo era ser arquitecto
Siendo el menor de cuatro hermanos, tres mujeres y él, optó como muchos jóvenes en San Luis Potosí, por el ramo de la ingeniería, ya que es un estado industrial, e ingreso a la Universidad Autónoma, aunque su deseo era ser arquitecto.
La Esmeralda
Concluida su carrera de ingeniero civil y trabajando en Ferrocarriles Nacionales en la Ciudad de México, se convirtió en su propio mecenas. “Yo ya me mantenía solo, mi deseo era continuar con el estudio de la pintura y decidí entrar a la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado, La Esmeralda, que en aquellos tiempos se ubicaba en la Colonia Guerrero, en el Centro de la Ciudad de México, cerca de la iglesia de San Hipólito. Pero para lograrlo había que pasar el examen de admisión, mismo que se llevaba a cabo en diez días, de las cuatro a las nueve de la noche, te examinaban en dibujo de imitación, color, tinta, cada día era una técnica diferente”, y algo que reconoce, que lo apoyó sobremanera en esta prueba, fue el estudio de proyectos como ingeniero civil “Yo me mantenía dibujando planos, tenía la facilidad del dibujo.”
800 aspirantes
Castañeda se enorgullece que de 800 aspirantes que se presentaron en 1976, fueron aceptados sólo 32, entre ellos él y considera que los sinodales se enfocaron más en la capacidad creativa y no en el oficio, ya que había entre los postulantes diseñadores gráficos y los rechazaron por perfeccionistas.
Haciendo remembranza de los grandes maestros que tuvo de Dibujo de Figura Humana en esa escuela menciona a Enrique Estrada, quien fue discípulo del muralista David Alfaro Siqueiros. “Yo ya tenía la inquietud por el cuerpo humano, ahí me fascinó y abandoné la ingeniería civil.”
Apostó por la pintura
En 1983, Castañeda apostó por la pintura y abandonó la ingeniería, retornando a su estado natal, donde continuó el estudio de pintura, grabado, figura humana, y como muchos artistas, según señala, comenzó a picar piedra para darse a conocer y dar a conocer “Quien era Alfredo Castañeda”.
Su primera exposición fue de cuerpos femeninos, y explica que el cuerpo femenino es suave, de curvas, mientras que el cuerpo masculino, es más expresivo, de músculos y huesos y que no le importa la belleza física ni del cuerpo o el rostro sino la energía, la emoción, que transmite.
En 25 años de carrera ha participado en 35 exposiciones colectivas y 20 individuales, su última y más grande exposición itinerante fue presentada con gran éxito en el Teatro de la Paz, en la Sala Germán Gedovius, en la capital potosina en el 2017.
Ni premios o becas
Castañeda se siente decepcionado de los premios y becas que se otorgan en México. “He participado en concursos y puedo decir que son una mentira, son mano negra, todos son mano negra, ¡el arte es lo más corrupto!, para mí son una farsa, hay una gran corrupción, al igual que las becas, las siguen manipulando, se las dan a sus amigos, los políticos que saben de arte”.
Cadaqués España
A nivel internacional sus obras fueron expuestas por tres años consecutivos en el concurso Mini Print de Cadaqués, España, pero algo importante de mencionar, no es obra de gran formato sino mini grabado de diez por diez centímetros. Al preguntarle el esfuerzo que representa pintar y grabar algo tan minúsculo responde “Para mí el cuerpo humano es muy fácil pintarlo, el mini grabado me es igual aunque no puedes explayarte tanto” y de su experiencia de haber participado en este justa internacional, menciona que fue para él muy gratificante alternar con creadores de todo el mundo.
El arte contemporáneo es basura
Respecto a las nuevas tendencias en la pintura, enfático declara “El arte contemporáneo es basura, si hay sus excepciones, pero la mayoría se va a la basura, y todo es por culpa de los críticos de arte, se ponen a criticar sin ninguna base como artistas. El arte contemporáneo está en la calle, en las escuelas a los jóvenes no les enseñan nada, primero tienen que saber dibujar, para poder llegar a ser como un Nishizawa (fue un pintor que enriqueció el arte y la cultura de México)”.
“Recuerdo, en mi visita al Museo Guggenheim, en Bilbao, España, en una de sus salas, había expuesta como pieza artística una caja de embalaje de madera, que triste y que pobre, como decía mi maestro Sergio Portillo, hay de aquel que se atreve a exponer, sabiendo que no lo vale, y hay aquel que se lo permite. Se los permiten las mismas galerías y lo peor del caso es que lo venden.”
En opinión de Alfredo Castañeda, para que se considere una obra de arte, necesita composición, que refleje el oficio del artista, y el dibujo es la base, “aquel que no dibuja no tiene oficio.”
Un receso en su carrera
“Yo me retiré, no tengo el espacio ni la fuerza, ya no tengo que decir, mis personajes se fueron, a lo mejor podría retomarlo en un futuro.” Y como dijera Walt Whitman, “La vida es desierto, oasis, nos derriba, nos lastima, nos enseña, nos convierte en protagonistas de nuestra propia historia.”
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Siempre he admirado la pintura de Castañeda. Lo felicito.
Que lastima que un artista tan completo, esté tan decepcionado por la falta de apoyo… estupenda entrevista como siempre! Gracias Doctor Marco Antonio VILLASANA