Crece la deuda y la economía no
A pesar de la creciente deuda, la economía mexicana no crece ni está mejor. Yo Campesino. Caros cimientos. Miguel A. Rocha Valencia.

Por David Martínez
A Vinicius Junior alguien le tiene que explicar que juega para el Real Madrid. Seguramente, dirán, ya lo sabe. Pero parece no saberlo. No se ha dado cuenta que, al salir del vestuario y dirigirse al campo, hay una frase de Alfredo di Stefano que dice: ningún jugador es mejor que todos juntos.
La frase de Alfredo aplica para evaluarnos mas allá de nuestras habilidades personales, talentos, títulos, roles, cargos, gerencias; conceptos falsos, derivados de la cultura individual, que nos hacen sentirnos importantes aún por encima de la organización a la que pertenecemos. El espectáculo de Vinicius al final del partido nos deja una pregunta inquietante: ¿cuán importante es aterrizarnos y servir al otro? Si el fútbol es como la vida, como esa asistencia que habilite al compañero que está mejor posicionado para hacer el gol, lo importante en ella es cumplir los objetivos. Es válido querer el protagonismo y querer dar más de si. Pero el fútbol es un juego colectivo, importa el equipo.
Vinicius, con su actitud, sus gestos y su comportamiento, cree que es mejor que todos los demás. No es así, ningún jugador gana sólo. Esa futura conversación con Xabi Alonso debe dar pistas sobre la clase de jugador en el que quiere convertirse: Pelé o Neymar. Probablemente vaya ser campeón del mundo con Brasil: tiene un talento descomunal y juega para el país que mejor ha entendido de qué va esto. También es cierto que ya sabe ganar, ya lo vivió en el Madrid. Pero tiene que entender que esto es un juego colectivo, porque si escupes al cielo al final te salpicas. Clave fundamental es buscar la complementariedad y permitir que los demás sean como son, al tiempo que cada uno desarrolla el protagonismo para participar. Pedir, ofrecer y comprometerse a cumplir lo prometido. Sin excusas. Va a tener que ir a terapia. Se le puede disculpar, es joven, díscolo, siente que se le ha tratado injustamente y ve cómo, en diversos escenarios, se le grita con odio.
Pero madurar es recuperar la seriedad con la que se jugaba de niño. Y ahí, por ejemplo, en el barrio, en la favela, te hacen consciente rápidamente de que somos mejores formando equipo, pensando juntos, creando posibilidades y desarrollando oportunidades. Ya sea para jugar, realizar un proyecto, resolver problemas o mejorar nuestro entorno. Esta idea trasciende el deporte. A Vinicius le gustan los ejemplos de superación de las personas afroamericanas. La NASA no llegó a la Luna, en 1969, solamente gracias a tres astronautas blancos y varones. Parte de ese éxito se debió a las mujeres afroamericanas trabajando en cadena, desde matemáticas y diseñadoras hasta operarias de computo. En una situación de doble violencia (racial y sexual) lloraron las pérdidas y los triunfos.
La cooperación no es un lujo; es la base del progreso, no sólo en el Real Madrid, sino en la Humanidad. En un mundo individualista, donde se premia el yo por encima del nosotros, olvidar esto genera aislamiento y fracaso. Se requiere una cultura del esfuerzo, esa mentalidad de trabajo constante, disciplina y perseverancia. No basta con reunirse; hay que sudar juntos. El esfuerzo colectivo transforma lo ordinario en extraordinario: ganar quince Copas de Europa no sucede por arte de magia ni de la noche a la mañana. La Historia del Real Madrid sostiene que la cooperación, alimentada por una cultura del esfuerzo, es el motor de la grandeza: une talentos, multiplica resultados y forja legados duraderos. Lo supo di Stefano, y también lo sabían Puskas, Gento, Amancio, Pirri, Raúl, Zidane, Luka, Toni, Cristiano y Benzema. Todos ellos, leyendas absolutas del club
Por lo demás, poco más que decir. El Madrid perdió la oportunidad de apabullar al Barça. Ganó perdonando la goleada. La sensación general fue que el Madrid pudo y debió ganar por más, pero se contuvo. ¿La razón? Era importante ver que al equipo podía competir y ganar un partido grande, algo que no sucedía desde la final de la Intercontinental. El juego fue superlativo y jugadores como Militao y Bellingham sacaron matricula de honor. Recién es octubre. El equipo va líder en La Liga, ya con un colchón importante para futuras pájaras, y no ha perdido en la Copa de Europa. Pero es un equipo en construcción. El riesgo es que actitudes como las de Vini agríen todo el trabajo hecho. Queda, pues, explicarle que juega en el Real Madrid, sea lo que sea que eso signifique.

A pesar de la creciente deuda, la economía mexicana no crece ni está mejor. Yo Campesino. Caros cimientos. Miguel A. Rocha Valencia.
Yo Campesino. Advertidos. Señales de baja económica son claras, pero insisten en venganza del ganso. Miguel A. Rocha Valencia.
Ahora resulta que el sujeto que se siente y de facto lo es, dueño de México, es la víctima en el atentado contra el periodista Ciro Gómez Leyva, a quien corresponde ponerse el traje de villano y cómplice en el compló para dañar al extraordinario gobierno del ganso.
De plano hizo suyas las fiestas patrias a cuya celebración sólo invita a sus cuates, eso sí austeramente y niega la participación del poder Judicial.
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