Historias de éxito
Por Marco Antonio Villasana
“Rebozo, cuna y mortaja, cubres del sol y cobijas del frío, mantel y canasta, velo para la novia, quitapesares en noches de insomnio, de algodón o hilos de seda para la mujer del campo o para la noble princesa.”
Arturo Estrada con orgullo se define como artesano rebocero, pero yo lo califico como un artista de excelencia, rompiendo con lo establecido, buscando siempre la innovación, creando nuevos diseños, multipremiado por sus obras, con reconocimientos nacionales e internacionales.
Comenzó esta aventura en 1980
Con su telar de cintura, su gran creatividad, y su exigencia por lograr obras maestras, tiñe, mezcla colores, hilvana, amarra los hilos de seda, con una minuciosidad admirable, casi quirúrgica, para crear un rebozo, su pasión. Comenzó esta aventura en 1980, cuando todavía era un niño, tenía diez años, estaba en quinto de primaria, y se le ofreció una beca en la Escuela del Rebozo en Santa María del Río, San Luis Potosí, hoy Casa del Rebozo, al principio su motivación fue sólo la beca, con la cual apoyaba al gasto familiar. “En aquella época los hijos de los artesanos debían ser artesanos, era el pensamiento de aquellas generaciones, y esos jóvenes no tenían derecho a pensar en otro oficio, sin embargo buscando mejores perspectivas de vida, muchos de ellos emigraron a Estados Unidos, por lo que la escuela tuvo que abrir las puertas al público, pese a que los artesanos no querían instruir a otra gente que no fueran sus hijos, fue cuando tuve la oportunidad de entrar, yo no provenía de una familia artesanal.
“Cuando nos hablaron de una beca ese fue el gancho, entramos quince chiquillos, y recibimos cuatro años de beca, la consigna de mis padres era no dejar la escuela, asistía a la Escuela del Rebozo de 9:00am a 1:00 de la tarde y la primaria en la Escuela Francisco González Bocanegra de 1:30 a 6:30 PM; la beca era una especie de sueldo, toda mi beca junto con la de una hermana, la aportábamos a la familia.”
Yo iba por la beca
Con sinceridad, Arturo Estrada confiesa que durante esos cuatro años becado, fingía que aprendía. “Yo iba por la beca, cubrir un horario, y cobrar mi beca, aprendí muy poco por hacer muy poco, mi pasión por hacer un rebozo surgió cuando me retiraron el apoyo, y las reglas cambiaron, ahora tienes que hacer tus propios rebozos, corbatas, bufandas, y con base en lo que elaboraba era lo que me pagaba la escuela, ahí empezó mi verdadero empeño, aprender a hacer mis rebozos y exigirme una calidad, sin ningún detalle. Me revisaban mi trabajo, y más a los aprendices, de esa manera juzgaban si me debían pagar, estábamos a prueba, nos costó muchísimo trabajo permanecer ahí, me llegaron a regresar varios rebozos completos. ¡Esto no sirve!”
Un artesano muchas veces sólo aprende el proceso
Como un artesano ya consagrado, Arturo Estrada, recuerda las enseñanzas de Cecilio Duarte Sánchez, uno de sus primeros maestros. “El me enseñó lo necesario, lo básico, me lo dio a entender, un artesano muchas veces sólo aprende el proceso, es fácil aprender el proceso, pero no es fácil entenderlo, y puede tener 50 años en el oficio y no pasa de hacer lo mismo, se le dificulta hacer algo diferente.”
La innovación es una cuestión personal
Para Arturo Estrada, la elaboración de un rebozo tradicional tiene un proceso cuadrado. “Es algo que pueden hacer todos, pero innovar es una cuestión personal y no hay quien te la enseñé, es lo que trae cada quien en su interior, lo que llevas, más aptitud y talento.
“En mi caso fue responsabilidad y crecimiento, desde un inicio no me gusto conformarme con los diseños tradicionales que nos obligaban a hacer, el rebozo de bolita, el rebozo de grecas, mi lucha estaba por desbordarse, saltar de un mundo tradicionalista para explorar mis propias vivencias, buscar una realización personal en cada rebozo, como un proyecto individual, crear un rebozo sin par.”
Un rebozo lleva el alma de quien lo crea
“Cuando se está tejiendo un rebozo lleva también tu esencia, las emociones que estás viviendo, ahí lo deja uno todo, tus vivencias plasmadas, desahogadas en un paño, en un tejido.” Algo muy interesante que comparte este extraordinario artista, es que tiene un gran apego a sus piezas elaboradas, rebozos que no deben ser usados ni vendidos y prefiere conservarlos. “Tengo 31 rebozos, uno por año, es un acerbo personal, los primeros eran de artisela, los de los últimos años ya son de seda.”
Premios y reconocimientos
De su exigencia personal como artesano, de su innovación por crear piezas únicas, Arturo Estrada ha recibido cuatro Galardones Nacionales, en el 2004, 2010, 2016, 2019, él nos explica que “Cuando se logra llegar a ganar un Galardón Nacional, ya hay un camino de premios recorrido, compites con todos los estados reboceros, Chiapas, Oaxaca, Michoacán, Estado de México, Tenancingo, Calimaya, Malinalco. Un Galardón representa la mejor pieza de todo el concurso, independientemente del material, madera, vidrio, textiles, y te califican historiadores, antropólogos, investigadores.”
Asimismo, su talento lo ha llevado a viajar internacionalmente y poner muy en alto el nombre de México.
En el 2015, fue invitado a dar una plática en la Universidad de Andalucía, Puerto de Palos, en Huelva España, sobre la elaboración del rebozo de seda y sus raíces; en el 2013, viajó a Londres, al Fashion Textil, donde se dieron tres exposiciones de tres colecciones de rebozos, Franz Mayer, Fomento Cultural Banamex, y Alfredo Harper, donde demostró su manejo del telar de cintura. “A todos los países que he visitado me he llevado mi telar, trabajo por encima de los idiomas. Ha sido también invitado a Canadá, Indonesia y Estados Unidos a diferentes exposiciones.
Uno de sus más recientes satisfacciones fueron la publicación que realizó el New York Times “Silk Skirts and Button-Down Dresses Made in Collaboration With Mexican Artists”, donde se menciona a la diseñadora Stephanie Suberville, trabajando junto con Arturo Estrada en la creación de rebozos, y otra más el que “la máxima autoridad de alta costura” María Grazzia Chiuri, directora mundial de Christian Dior, porté una de sus prendas, misma que le fue obsequiada.
En opinión de este creador, “Hoy día, el rebozo es una indumentaria de glamur, de fiesta, dueño de pasarelas y eventos culturales, su valor es costoso, pero no es un gasto es una inversión, el rebozo entre más antiguo su valor es mayor.”
Toda su experiencia y todo su saber, Arturo Estrada, la comparte como maestro de la Casa del Rebozo en Santa María del Río, San Luis Potosí, formando nuevos artesanos para que esta tradición continúe viva.
Colofón Cierra esta entrevista el pensamiento de este gran artesano, un orgullo para todo México, por su trayectoria y sus obras maestras que han trascendido fronteras, recuerdo un rebozo en especial que le conocí, que semejaba por su iridiscencia alas de colibrí. “Me doy cuenta que me gasté la vida haciendo rebozos, pero estoy seguro que si yo muriera y se me diera una segunda oportunidad volvería a hacer lo mismo.”
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El rebozo es el alma de Arturo Herrera porque lo hace con el corazón, nos lo dice Marco Antonio Villasana, y al ver sus notas de Arturo, nos cuenta su trabajo, ésto lo ha expuesto en México así como en varios países del mundo, no lo hay como en México, al parecer que su origen, sin duda es indú y no México por su origen que al inicio de una canción el poeta mexicano Pepe Guízar, le canta a una muchacha bonita: rebozo, rebozo de Santa María, zapatos de ceda te voy a comprar para guachapear en la vaquería yucateca que se canta en Yucatán.
Saludos cordiales..