Comenzó a dibujar desde niño, César Correa se define como autodidacta, pero cuando quiso estudiar pintura como profesión, su padre lo amonestó diciéndole que esa carrera no servía.

Por Marco Antonio Villasana

Una llamada bastó para poder entrevistar al pintor César Correa, sin el consabido déjame reviso agenda o explícame ¿qué es eso de Textuales? Originario de la Ciudad de México, lleva 35 años ejerciendo su profesión, en técnicas como óleo, acuarela, acrílico sobre tela y escultura, con más de 60 exposiciones entre colectivas e individuales tanto en la Ciudad de México, Estados Unidos y Canadá, su obra ha trascendido fronteras.

Sus padres no lo apoyaron

El comenzó a dibujar desde niño, se define como autodidacta, pero cuando quiso estudiar pintura como profesión, su padre lo amonestó diciéndole que esa carrera no servía, que era para ricos, que mejor estudiara carpintería, ebanistería, nunca estuvo de acuerdo.

En su búsqueda, su madre lo contactó con un tío que vendía antigüedades en la Lagunilla, el Mercado de Pulgas del domingo de la Ciudad de México, donde aprendió con él la restauración de muebles, comenta que su habilidad de esculpir la madera también la desarrolló aún más ahí, cuando a un mueble le faltaba una pata, la recreaba y esculpía. “Aprendí a restaurar, llegué a tener mi propio taller, mis muebles, trabajadores”. De alguna manera todo ese conocimiento adquirido le sirvió en su etapa futura como artista.

Inicia sus estudios de pintura a los 26 años

Aunque su deseo era entrar a la prestigiosa escuela La Esmeralda, a estudiar pintura, no pudo hacerlo porque no contaba con la preparatoria, sin embargo a la edad de 26 años, después de haber ejercido infinidad de trabajos sin constancia porque no era lo suyo, logró por fin ser alumno de la Escuela de Iniciación Artística No 4 de Bellas Artes, donde se nutrió de diversas materias como dibujo, pintura, escultura, perspectiva, historia del arte… y aunque él ya dibujaba la escuela le aportó conocimiento y pulió sus técnicas.

La magia del arte abstracto

César Correa me comenta que en un principio era surrealista, también pintaba desnudos de mujer con todo el detalle, y no tenía una inclinación por el arte abstracto. Discutiendo con un amigo dedicado a lo abstracto, le rebatía que estaba seguro no podría hacer lo que él hacía “Yo defendía el arte realista, y lo retaba, no creo tú puedas hacer algo de lo que yo hago, en cambio hasta un niño puede hacer lo que tú haces, quedamos entonces  en que yo haría un cuadro abstracto y mi amigo un retrato de mujer, apostamos también dinero.  Al intentar dibujar algo abstracto acabé rompiendo cuatro pliegos de papel fabriano, no era tan fácil como yo creía. Tiempo después mi amigo llegó con el retrato, estaba aceptable, y cuando me preguntó por mi abstracto, le contesté que no había tenido tiempo, pero no le dije que no había podido para no ridiculizarme, lo volví a intentar e intentar hasta que me salió uno, fue como sentir la magia del arte abstracto, y desde ese momento no quise dibujar ya nada, ni desnudos… me empezó a gustar ese estilo”.

El estilo de César Correa lo han llegado a definir como “Arte abstracto concreto simbolista”.

No se queda anclado a una fórmula.

Al yo seguir la trayectoria de César Correa por varios años, una de mis pasiones es la pintura, he visto su evolución, no se queda anclado a una fórmula, lo que vemos hoy de su producción, personajes fuera de serie, de lo más coloridos, utilizando colores fluorescentes, con fondos grises, azul turquesa, para lograr un mayor realce de la figura, no tiene nada que ver con sus propuestas anteriores más tortuosas y explosivas, o en otras de ellas, a su regreso de Canadá, llegó a incorporar esqueletos de peces.

Como artistas estamos atrapados en el siglo XX

Un punto muy importante que toca este artista y que nos lleva a la reflexión, no sólo como autor, sino como un gran conocedor de las propuestas de pintores consagrados y emergentes mexicanos, ya que fue también marchante de arte, es que la mayoría de artistas están atrapados en las tendencias y estilos del siglo XX… “He vendido y han pasado por mis manos cerca de dos mil obras de arte o más, desde Sebastián, José Luis Cuevas, Siqueiros, Toledo, Diego Rivera, por mencionar algunos, llegué a vender muchas obras, asimismo yo iba a museos, a exposiciones, ahí vi colores, pinceladas, composiciones, lo que te hace sentir la obra, y a la vez compré y leía muchos libros de arte, por lo que me he dado cuenta que no ha habido una transición hacia el siglo XXI, todos los artistas están atrapados en el siglo XX, muchos siguen influenciados por el dadaísmo que surgió en 1916 (El dadaísmo se caracterizó por rebelarse en contra de las convenciones literarias y especialmente artísticas, por burlarse del  artista burgués y de su arte… y en la pintura eran collages hechos con objetos de desecho y de la basura), donde se dieron los performances, el arte objeto.

“Yo quiero llegar a la transición del siglo XXI, es muy difícil, ese es mi propósito”.

Yo no conservo nada

Al interrogarlo si conserva algo de su obra de otros periodos, contesta enfático: “Yo no conservo nada, todo lo vendo, a lo sumo tengo ahorita dos cuadros terminados y tres en proceso, todo lo que he hecho lo he vendido, he vendido cientos de obras, a la gente le gusta y las compra, y no nada más es algo visual, es de sentir… Un amigo de Cuernavaca, me ha comprado cerca de veinte obras, y tal es su gusto que acabó tatuándose una de ellas en el antebrazo. Otros de los que me favorecen son los extranjeros de color, me han comprado mucha obra, les encanta mi obra, me abrazan, se emocionan, es algo que me llena; como artistas tenemos que vender, tenemos necesidades, pero esa satisfacción no tiene precio… me emociona mucho”.

El peso de su firma no es necesario

Algo que también César Correa afirma, que no es necesario para él tener un nombre o el peso de su firma como artista, porque ya tiene una identidad, la gente reconoce sus trazos. “Yo en el arte he hecho muchas cosas diferentes, cuando llegan a ver una obra mía, aunque no tenga firma, saben que es de mi autoría, la reconocen, porque he desarrollado un estilo, no ha sido mi ideal, para mí lo más importante es transmitir lo que pienso, lo que siento”.

Colofón

“Yo trabajo sin olvidar hacer sentir algo a la gente, ese punto no se debe de olvidar, decía Frida Kahlo: El arte es la sorpresa mágica; para mí una obra debe de sorprenderte, siempre tratar de que la gente se sorprenda”.