12 diciembre, 2025•By Adalberto Villasana Miranda
Miguel Ángel Rocha. Yo campesino.
Yo Campesino
Está en chino
Cascada de impuestos a productos asiáticos, otra cortina de humo
Miguel A. Rocha Valencia
Desde hace siglos existe la invasión de productos chinos a México, pero en recientes décadas se volvió notable y las denuncias de que con ellos se afectaba a diversas industrias nacionales, resultaron cotidianas; lo curioso es que el ingreso de artículos de manufactura asiática, llegaba en aquellos ayeres como una novedad de la Nao de China y en la historia moderna, por la frontera norte de manera masiva y se le denominaba contrabando.
Se hizo tan notable que esa importación masiva se volvió ilegal porque golpeaba a las industrias eléctrica, textil, de la confección, calzado y otras muchas que incluso llevaron al cierre de fábricas nacionales desde finales del siglo pasado y muchos productores mexicanos se convirtieron en importadores y revendedores, incluso sobreponiendo a las marcas asiáticas las de “made in Mexico” o las “propias”, en especial en l confección textil y electrónica.
Tan es así que desde muchos años atrás, hasta en los grandes almacenes fifis se expenden prendas de distinguidas marcas con la etiqueta de hechas en China, desde corbatas hasta “finísimas” camisas, playeras, chamarras, abrigos y la tradicional mezclilla donde los fabricantes libaneses-Nacif, prefirieron dejar de producir por los rumbos de Puebla-Tlaxcala y dedicarse a la importación y reventa en el mercado nacional y exportar a otros países.
Es decir, los asiáticos están en el mercado nacional desde hace muchos años; cuestionábamos la calidad de sus productos y ni siquiera nos dábamos cuenta de que ya los consumíamos.
Desde entonces las etiquetas decían Hong Kong o Taiguán hasta que en un momento dejó de sorprendernos y se acabaron las reticencias coincidiendo con la llegada de la 4T al poder, dimos el salto, marcado por la llegada del experto en apertura e integración comercial, Jesús Seade Kuri como embajador de México en China.
Nuestro mercado se abrió tanto que para finales de la pasada década la importación resultó masiva de prestigiosas marcas maquiladas en China, así como la entrada de marcas de electrónicos, autos y hasta trenes de ferrocarril como los del Metro, trolebuses y metrobuses.
A finales de la administración de Peña Nieto se rechazó el proyecto del ferrocarril México-Querétaro precisamente por la intromisión china y hoy, los fabricantes asiáticos no sólo hacen vagones sino que construyen infraestructura y son autores de proyectos donde se incorporan tecnología de todas las marcas que maquilan en territorio asiático, especialmente en Zhengzhou, provincia de Henan, China, 600 kilómetros al sur de Pekín o Beigin; de allá nos llegan los troles.
El punto está entonces, en que la economía mexicana está súper integrada a la China en todo lo comercial y político, donde los tratos de gobierno a gobierno o de régimen a empresas y por ello es fácil confundir entre lo que entra de contrabando (ya no hay clausuras ni decomisos) y lo que ingresa legal, pues se pierde entre el comercio informal y el establecido.
De lo que no hay duda es que la imposición de aranceles a los productos chinos traerá como consecuencia una vuelta a lo que se consideraba contrabando que dadas las circunstancias será solapado desde las alturas por el volumen de dependencia y la debilidad de nuestra industria donde fabricantes se dieron por vencidos y decidieron volverse importadores legales o ilegales para luego revender en nuestro mercado.
Si no, usted amable lector, revise su ropa, desde calcetines hasta camisas, corbatas, chamarras o trajes de “marca” son hechos en China, así como los trenes del Metro y sus instalaciones, a grado tal que los asiáticos ya ocupan oficinas “oficiales” del Sistema de Transporte Colectivo y construyeron edificio propio en Metro San Lázaro porque son ellos quienes darán mantenimiento permanente a la línea Uno que ya es de ellos.
Lo mismo pasará con el tren Ligero, el México-Pachuca y otros más que desplazarán a los europeos como CAF.
Imagínense, en las reformas propuestas a la Ley de Impuestos Generales y Exportación se plantea imponer aranceles o incrementarlos a mil 493 productos, según esto, para proteger a nuestra industria textil que desde hace años ya fue suplantada por los chinos y la confección nacional prácticamente es subsidiaria y casi artesanal desde hace muchos lustros lo mismo que otras muchas incluyendo la eléctrica, transporte, mueblera y muchas más.
Ahora si que las reformas arancelarias de México están en Chino y para quien esto escribe, será una nueva farsa para complacer al señor Trump. Veremos.
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