2 octubre, 2025•By Adalberto Villasana Miranda
El derby deja un mensaje contundente: hay mucho trabajo para Xabi Alonso. (Imagen realmadrid.com)
Por David Martínez
Hace poco, en una reunión, un avivado exclamó: en la gerencia se tiene que hacer como en el fútbol, no se toca aquello que funciona. Está claro, ya lo decía Alf Ramsey, cuando un equipo funciona, el modelo de juego se mantiene, independientemente de la dirección que lleve el oponente del fin de semana. ¿Entonces? ¿Cómo es que ciertos equipos se mantienen en lo alto? Porque está claro que cuando no cambias, te pillan el truco. El fútbol, si bien es un juego de once contra once, tiene la característica de que los equipos aprenden, crecen, evolucionan. Veamos el caso del Real Madrid. ¿Cómo es que el Real Madrid ha logrado mantenerse a la vanguardia en un mercado tan competitivo? La clave suele estar en su capacidad para mejorar continuamente sus procesos, productos y servicios al mismo tiempo que se mantiene fiel a un principio irreductible: ganar.
Seguramente, viendo el resultado del derby contra el Atlético de Madrid, a más de uno le asaltara la duda. El problema, desde el punto de vista del juego, tiene que ver con que Xabi pecó de más. Quiso descubrir el fuego, o para citar a Ramsey, retocar la obra de arte. Para explicar semejante descalabro, hay que tener en cuenta lo que dice Steven G. Mandis, profesor de la Universidad de Columbia y experto en gestión, en su libro La fórmula Real Madrid. La mejora continua es un enfoque que ha permitido al Madrid adaptarse rápidamente a los cambios del mercado, optimizar su eficiencia operativa y, en última instancia, ofrecer un mayor valor a sus hinchas. Pero sobre todas las cosas, este proceso permite que se transmita de generación en generación el gen ganador, el deseo de lucha hasta el final y de siempre ir al límite.
Cuando el Madrid fichó a Xabi Alonso, entre los argumentos para hacerlo, se dijo que era una persona que conocía la casa, que sabía lo que se encontraría. Son pocos meses desde ello, pero esa oración no parece ser cierta. La presencia en la alineación titular de Jude Bellingham desdibujó el equipo que había construido desde el inicio de la Liga. Xabi traicionó su idea de juego por querer mejorar la Gioconda. El equipo, desde su idea, no se reconoció. Para dar cabida a Jude, Xabi desplazó a Guler y quitó a Mastantuono (que sí, no serán Toni y Luka, pero se habían acoplado bien y daban juego). Ya lo han dicho muchos: no hay ningún jugador en el planeta que aparezca después de tres meses de baja y pueda ponerse a jugar en un duelo de máxima exigencia. ¿Por qué hizo eso Xabi? Él sabrá. Equivocarse no es malo. No aprender del error, sí lo es.
Sin sonar a excusa ni querer disculpar a Xabi, hay que decir que hemos llegado a un punto en el que la innovación y la agilidad son indispensables, por lo que introducir un modelo de mejora continua no debe verse como una opción más, sino como una necesidad. Esta filosofía de trabajo no busca realizar ajustes ocasionales. Busca un compromiso constante para identificar y corregir errores, eliminar desperdicios y perfeccionar cada aspecto de la organización. El problema, en el Real Madrid, es el siguiente: el club ya no puede siempre contratar a los mejores jugadores del mundo, porque no tiene un jeque detrás. El modelo ha cambiado, se apuesta por los jóvenes para que se desarrollen en el club. ¿Cuál es el problema? Claramente se vio con Carreras y Dean Huijsen: les pesó la camiseta. A este último, además, se le recuerda la debacle en el mundial de clubes contra el París. Dos de dos. No es lo mismo jugar con el AFC Bournemouth contra el Tottenham que hacerlo con el Real Madrid contra un rival de alcurnia. La mejora continua, pues, muchas veces no sirve para nada si el jugador no soporta la presión. Ejemplos así, en la Historia del Madrid, hay varios. Es temprano para decirlo de forma definitiva, pero …
Citábamos más arriba a Steven Mandis. Él explicó al Real Madrid de la siguiente forma: son el equipo perfecto porque desean mejorar cada día, no importa quién llegue… es una cultura dentro del grupo, van a mejorar, siempre lo harán. En este orden de ideas, el partido contra el Atlético puede ser anecdótico, pero debe servir para que todos aprendan la filosofía del Madrid:
La idea de juego es un enfoque implacable. Y no se negocia. El Madrid sale a ganar todos los partidos, todas las competiciones. Otra cosa es que lo consiga, pero la actitud debe ser esa.
La determinación para seguir mejorando, aunque ya seas el mejor, debe existir siempre. Vinicius, en este caso, tiene aún mucho camino que recorrer. Ni hablar de Rodrygo, que hace dos partidos bien y luego se da una siesta como si fuese un oso en el invierno.
El equipo debe tener la voluntad para aprender de cada actuación, sea buena o mala. La defensa, sobre todo, debe asimilar aquello que ya dejó Carletto: jugar bien es defender bien.
Xabi tiene que aprender a transmitir su mensaje: la participación de cada miembro del equipo en la resolución de problemas y la mejora del rendimiento, tanto el propio como el del equipo, es indispensable. Ahí está, en las paredes del club: ningún jugador es mejor que todos juntos.
La cultura del esfuerzo ha de trascender a los miembros o líderes. Es simplemente algo esencial para el éxito colectivo. O todos entran en el aro, o esto será un desastre.
El derby deja un mensaje contundente: hay mucho que trabajar. Pero la Historia nos da otra preocupación: el Madrid no espera por nadie.
Así no se cita… se cita de la siguiente forma: ”Son el equipo perfecto porque desean mejorar cada día, no importa quién llegue… es una cultura dentro del grupo, van a mejorar, siempre lo harán”.
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Así no se cita… se cita de la siguiente forma: ”Son el equipo perfecto porque desean mejorar cada día, no importa quién llegue… es una cultura dentro del grupo, van a mejorar, siempre lo harán”.
Buenas noches, gracias