Tradición es identidad: Bárbara Maciel

12 abril, 2025 By Adalberto Villasana Miranda
Bárbara Maciel, historiadora del arte, da su visión sobre el Altar de Dolores.
Bárbara Maciel, historiadora del arte, da su visión sobre el Altar de Dolores.

Por Marco Antonio Villasana

Mi respeto y admiración para esta gran mujer, Bárbara Maciel, historiadora del arte, dialogar con ella es una gran enseñanza por su sapiencia y memoria prodigiosa, una estudiosa eterna, porque nunca se detiene en investigar e ir al fondo de los temas que aborda, es además artista plástica y muralista, en sus obras aborda una de sus pasiones que es el pasado prehispánico dando vida a través de su pincel a dioses y personajes del panteón del Anáhuac, una de sus obras magnas más recientes es el mural que pintó en la CNPR, Vicente, Oaxaca, en el 2023, referente al proceso de siembra y recolección de la caña de azúcar.

Otro de los temas de estudio de la maestra Maciel es sobre iconografía cristiana, y que también plasma en el lienzo como imágenes religiosas y monjas coronadas de la época colonial.

Es además una apasionada de las tradiciones populares, ella afirma que “Tradición es identidad” de ahí la importancia de rescatarlas y difundirlas.

La maestra Maciel en esta entrevista nos instruye sobre el Altar de Dolores, lo más emblemático de la semana previa o Semana de Pasión, a la Semana Santa.

“El Altar de Dolores, es una tradición que se originó en Italia en el siglo XIII, la Orden de los Hermanos Servitas, eran conocidos como Los Laudes o los adoradores de la Santísima Virgen, establecieron la tradición para honrar a la Virgen María”.

Esta tradición, nos explica la maestra Maciel, llega a México cuando los españoles desembarcaron por primera vez en San Juan de Ulua, Veracruz, en el siglo XVI, precisamente un Viernes Santo. “Ya en tierra Bartolomé Ochaita, más conocido como Fray Bartolomé de Olmedo, fraile mercedario que acompañó a Hernán Cortés en la conquista de México, montó un altar a la Virgen de Los Dolores con la imagen que él traía en 1519, por lo que se considera el primer Altar de Dolores en tierras de la Nueva España”.

La Devoción a Nuestra Señora de los Dolores fue impulsada por la iglesia desde el año 1200, sobre todo por los padres servitas (franciscanos), aunque con el tiempo, fueron los miembros de la Compañía de Jesús, conocidos como Jesuitas, los que dieron más difusión a este culto en México.

La tradición de los altares de Dolores llegó a la Nueva España gracias a los primeros frailes franciscanos; en el siglo XVII, se empezaron a colocar altares de Dolores en templos e iglesias; pero es hasta el siglo XIX y la primera mitad del siglo XX cuando se empezó a colocar el Altar de Dolores en las casas.

La maestra Maciel, continúa con su explicación, “si se representa a la Virgen de los Dolores ataviada con un manto de terciopelo y cubierta de perlas, es porque sus devotos la visualizan como una reina enlutada. En cuanto a su manto, puede ser negro, que representa el luto, o morado ya que es el color de luto para la iglesia católica, aunque puede también ser verde que representa vida más allá de la muerte, resurrección”.

Elementos del altar

Una de las fuentes de sus investigaciones de la maestra Maciel son las obras de Antonio García Cubas, historiador, cartógrafo, geógrafo y escritor mexicano, de la segunda mitad del siglo XIX, como “El libro de mis recuerdos”.

“En los primeros altares que se montaron en casa de potentados españoles, se veían charolas de plata, cristalería y espejos, cuya finalidad era multiplicar la iluminación de los altares”.

Los siete dolores de la Virgen

De acuerdo con nuestra entrevistada el altar de Dolores lleva siete niveles, que representan los siete dolores de la Virgen:

“El primer dolor, la profecía de Simeón, narrada en el Evangelio de Lucas, quien la recibe al llevar a presentar el niño al templo. El Espíritu Santo le revela a Simeón que no morirá sin conocer al Mesías, él iba todos los días al templo, y cuando ve a la Virgen María y a San José que llegan a presentar a su niño, afirma, este niño, va ser puesto en Israel para que muchos se salven y otros caigan, vaticinando a la Virgen que una espada de dolor traspasaría su alma”.

Un punto muy interesante que nos lleva a la reflexión y que señala la maestra Maciel, es que si revisamos la iconografía de la Virgen cargando a Jesús, descubrimos en su semblante melancolía, dolor o tristeza.

“Segundo dolor. La huida a Egipto, cuando huyen con el niño porque Herodes dio la orden de matarlo.

“Tercer dolor. Cuando Jesús se pierde y lo encuentran en el templo.   

“Estos tres dolores se dan en la infancia de Jesús y los siguientes en su pasión y muerte en Viernes Santo. 

“Cuarto Dolor. Cuando la Virgen se encuentra con su hijo en el callejón de la Amargura, y lo llevan a crucificar.

“Quinto Dolor. La crucifixión de Cristo y su muerte en la cruz.

“Sexto Dolor. Al bajarlo de la cruz José de Arimatea y entregárselo a la Virgen, escena que creó una maravillosa obra escultórica “La piedad” de Miguel Ángel.

“Séptimo Dolor. Cuando la Virgen y todos los que la acompañaban llevan a sepultar a Jesús”.

La imagen de la Virgen Dolorosa es una de las imágenes más importantes dentro de la iconografía cristiana.

El elemento preponderante en el Altar de Dolores es la Virgen, ya sea en imagen o escultura, la maestra Maciel nos indica que hay una diferencia entre la Dolorosa y la Virgen de los Dolores: 

“la Dolorosa generalmente dirige su mirada al cielo, tiene las manos unidas, está inclinada, tapada con un manto azul, y en la orilla del manto sólo se asoma uno de sus dedos.”  

Una de las imágenes de mayor difusión durante los siglos XVIII y XIX de María como Virgen Dolorosa o Soledad fue la conocida como Maddona de Dito, así llamada por el dedo que asoma bajo los pliegues del manto, se trata de un óleo sobre cobre de pequeñas dimensiones, procedente de la iglesia de San Miguel, obra del pintor Bartolomeo Mancini en 1727. Fuente Pasión por las artes.

“Por su parte, la Virgen de los Dolores, es la Virgen con lágrimas, y la caracteriza su corazón con las siete dagas o puñales o una espada clavada en su pecho”.

En la numerología el número 7 es símbolo de dolor.

“Hay otras imágenes Dolorosas como la Virgen de la Piedad, la Virgen de Las Angustias, y la más representativa es Nuestra Señora de la Esperanza Macarena, de Sevilla, España”. Se le atribuye al taller de Pedro Roldán, aunque hay otras hipótesis, se cree que la imagen fue creada alrededor de 1680.

“Su manto de la Virgen de la Esperanza es verde porque la Virgen se asia a la esperanza, la esperanza en la resurrección de su hijo, en el momento que lo deja en el sepulcro”.

El altar se cubre con tela o papel negro

Volviendo a los elementos apunta la maestra Maciel, “el altar se cubre con tela o papel negro, morado, que como hemos visto simbolizan luto, o morado y blanco.

El viernes de los incendios

“Lo principal son las velas, lleva una profusión de velas o veladoras, mínimo 12 velas, que representan los 12 apóstoles, los 12 meses del año, las 12 tribus de Israel, las 12 horas del día. Para los españoles en las casas ricas para que se reflejara todavía más el altar se colocaban recipientes con agua de colores. En Jalisco, un regionalismo, se le denomina al Altar de Dolores, el Incendio de Dolores, ya que parece un incendio, es el viernes de los incendios”.

Flores 

El altar de acuerdo con la maestra Maciel, “se puede adornar con claveles rojos y blancos, que representa la sangre derramada de Cristo y la pureza de la Virgen, siemprevivas moradas y rosas, así como azucenas y rosas, o se utilizan también flores de papel crepe, moradas, rojas y blancas. 

Semillas 

“Otro elemento son semillas, se llegan hacer tapetes de semillas, trigo, maíz, arroz… ya que no es casual que el nacimiento de Cristo se dio en el solsticio de invierno y su muerte y resurrección en el equinoccio de primavera, la primera luna llena de primavera. Se colocan latitas con semillas germinadas como alpiste, lenteja, y en Oaxaca son muy populares los animalitos de barro cubiertos de chía germinada, que embellecen el altar de la Virgen y le dan ese toque mexicano, su simbolismo nos habla de la resurrección del Señor, ya que el grano queda sepultado en la tierra, pero cobra vida de nuevo, y emerge germinado.

Esferas de azogue

“Se llega a adornar el alatar con grandes esferas de azogue de colores que representan las lágrimas de la Virgen.

Naranjas

“Lleva también naranjas, deben ser agrias como símbolo de su dolor, clavadas con banderitas de oro volador que representan el corazón de la Virgen traspasado por la espada.

Otros elementos

“En varios estados donde se celebra esta tradición del Altar de Dolores, Ciudad de México, Estado de México, Puebla, Oaxaca, San Luis Potosí, Aguascalientes, Jalisco, Guanajuato, se le han agregado otros elementos, como frutas, piña, plátanos, manzanas, conchas marinas, y palomitas de papel, que tienen por objeto de una manera simbólica consolar a la Virgen.

“En otros lugares le llevan a la Virgen ramilletes de flores de manzanilla, romero, con el deseo de aromatizar su altar y hasta plantas medicinales, así como uvas, espigas de trigo, elementos de la eucaristía”.

Aguas de frutas

La tradición señala, de acuerdo con la maestra Maciel, que al visitar el Altar de Dolores en las casas donde se instala, el visitante pregunta ¿ya lloró la Virgen?, y se le contesta: lloró limón con chía, lloró Jamaica, lloró sandía, lloró horchata, que representan las lágrimas de la Virgen.

“Se le llega agregar al agua de limón, color vegetal verde, para darle ese sentido de esperanza como ya hemos visto, el blanco de la horchata representa la pureza de la Virgen, y el rojo, la sangre de Cristo derramada, se llegan acomodar los vitroleros de tal manera que parece recrean la bandera nacional, son los más tradicionales, aunque se llega también a obsequiar agua de tamarindo que por su color representa el madero de la cruz, de naranja o melón que representa el atardecer del calvario, y hay quien regala paletas heladas”.

Estuvo prohibida esta tradición

“Fue la misma iglesia quien la prohibió al convertirse la tradición en fiesta y borrachera, hay que recordar cuántas y cuántos no llevan el nombre de María Dolores o José Dolores, Lola o Lolo, llegando a veces a celebrarse corridas de toros. Con el tiempo fue olvidada, pero son precisamente los museos que retoman la celebración, y muestran el esplendor de estos maravillosos altares un melange de luz, fervor y belleza”.

Colofón

Bárbara Maciel termina diciendo “Hoy más que nunca debemos honrar y celebrar nuestras tradiciones, que son las raíces y cimientos que nos dan identidad como mexicanos”.

La maestra Bárbara Maciel en esta entrevista nos instruye sobre el Altar de Dolores, lo más emblemático de la semana previa o Semana de Pasión, a la Semana Santa.
La maestra Bárbara Maciel en esta entrevista nos instruye sobre el Altar de Dolores, lo más emblemático de la semana previa o Semana de Pasión, a la Semana Santa.

Categorias: Recreación 

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