3 febrero, 2025•By Adalberto Villasana Miranda
Abanico, por Ivette Estrada.
Abanico
El labertinto digital de los 70
Por Ivette Estrada
El 70% de las iniciativas de transformación digital fracasan según la consultora McKinsey, mientras la tasa de fracaso puede llegar hasta el 84%, dice Forbes.
Entre las principales razones se encuentran la falta de una hoja de ruta bien definida, subestimación de la complejidad del proceso y la falta de compromiso y apoyo por parte de la dirección. Y mientras esto ocurre, el fantasma de la fatiga digital ronda a las corporaciones y el 70% de los adultos a nivel mundial ya la padecen.
La Inteligencia Artificial Generativa, el Regtech o tecnología regulatoria y la tecnología climática, establecen los cambios más trascendentales en las empresas. Y el 70% de ellas planean incorporar alguna de estas herramientas en los próximos 12 meses, pero el mismo porcentaje de trabajadores tiene fatiga digital, una enfermedad caracterizada por vista cansada, picor de ojos y/o irritación ocular, molestias y sequedad ocular, visión borrosa y dolor de cabeza, cuello u hombros.
Paradójicamente, aunque ahora “vivimos conectados”, las estrategias digitales en las organizaciones fallan. Una de las razones menos estudiada es la natural reticencia a adoptar cambios.
La fatiga digital en las transformaciones es real. La gente está cansada y quiere volver a sus antiguos flujos de trabajo. Si bien este malestar también podría deberse a un error de arquitectura por parte de TI, todas estas transformaciones se reducen a la gestión del cambio.
Así, el primer reto es conseguir la aceptación de la transformación digital por parte de los equipos de trabajo desde el principio.
Asumamos esto: Las personas son criaturas de hábitos. Por ello, muchos duden en cambiar sus sistemas y procesos existentes. Sin una estrategia clara de gestión del cambio para alinear al equipo, las implementaciones de nuevos procesos o empleo de herramientas tecnológicas pueden ser lentas, estancarse o incluso fracasar por completo.
Un problema reiterativo en las organizaciones es la falta de voluntad de los colaboradores para cambiar los flujos de trabajo.
Ahora, es importante remarcar que la transformación digital no es un problema tecnológico, se trata de entender cómo trabajan realmente las personas, no cómo creemos que deberían trabajar.
En este proceso, el dinero rara vez resuelve estos problemas. Pueden fracasar proyectos de 50 millones de dólares, mientras iniciativas de 500 mil dólares transforman departamentos enteros. La diferencia es entender el elemento humano antes de abordar el uso de la tecnología.
Entonces, para que las transformaciones digitales funcionen desde una perspectiva cultural, es necesario que los líderes de una organización adopten o fomenten el cambio
En general los empresarios centrados en los “trabajos diarios” a menudo no entienden que el éxito de un proyecto requiere mayor compenetración.
“Personas, procesos y tecnología” es una frase común que los líderes de tecnología utilizan cuando discuten los elementos críticos de una transformación. Pero el verdadero enfoque, a nivel general en empresas de todas las geografías, es centrarse invariablemente en la gente.
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