In memoriam 1935-2020

Por Marco Antonio Villasana

Buscando entre mis archivos de más de treinta años como periodista encontré esta entrevista que pese al tiempo transcurrido la siento vital y confío sea de interés para los seguidores de la obra del maestro Antonio Velasco Piña, autor de “Tlacaélel: El azteca entre los aztecas”, “Regina: 2 de Octubre no se olvida”, quien a través de su pluma y vivencia nos habla del significado espiritual y proyección mundial que tuvieron los acontecimientos del 68, donde Regina, una singular mujer, tuvo la misión de despertar a México.

En su domicilio, una vieja casona porfiriana donde el tiempo se ha detenido, complacido por nuestro interés, dio comienzo esta gran entrevista.

¿Quién es Antonio Velasco Piña, el escritor, el investigador?

-“Yo nací en una pequeña población, Buenavista de Cuéllar, que está cerca de Iguala, y esto se debió a que toda la familia de mi padre es del estado de Guerrero, la familia de mi madre es de la Ciudad de México. Muy pequeño vine a la Ciudad, estudié primaria y secundaria en el Simón Bolívar, después la preparatoria en el Cristóbal Colón. Tuve la suerte que me tocara el último grupo de maestros lasallistas franceses, que tenían un sentido del honor y del deber muy especial, así como un gran amor a la cultura francesa. Era todavía la época de la Segunda Guerra Mundial, recuerdo cuando se liberó la ciudad de París, los maestros nos sacaron al patio, se cantó la Marsellesa y se izó la bandera francesa”.

Todo un movimiento de optimismo a favor del futuro de México

“Después me tocó la suerte de formar parte de la generación fundadora de Ciudad Universitaria en 1954. Su inauguración promovió todo un movimiento de optimismo a favor del futuro de México. Los universitarios que entramos en ese año nos sentíamos muy comprometidos con el pueblo de México por el sacrificio que había significado esa construcción.

“Sin embargo, las cosas realmente importantes que me fueron ocurriendo en la vida no se dieron por esa vía sino por otra.  Cuando se inauguró Ciudad Universitaria, en el mismo edificio de Humanidades estaba la Facultad de Derecho y la de Filosofía y Letras. Todos los estudiantes íbamos al café de Filosofía porque ahí estaban las muchachas más bonitas de la Universidad, ahí tuve la suerte de conocer a Manuel que iba a ser mi amigo y después mi maestro, no revelo su apellido porque siempre quiso mantener el anonimato, más conocido por su seudónimo de Ayocuan y por el libro que escribió “La mujer dormida debe dar a luz”, que fue el primer señala miento de que los años por venir iban a ser decisivos para México”.

Corresponde a México la función de dar origen a una nueva cultura

“Hoy día es relativamente fácil darnos cuenta que estamos viviendo un parteaguas histórico, se están colapsando, muriendo las culturas anteriores. Es decir, todas las crisis de tipo económico, moral, político, nos hablan de que hay una muerte de las grandes culturas, principalmente de la que ha venido marcando el avance de la humanidad en los últimos siglos que es la occidental. Realmente los valores que sustenta esta cultura, están… digamos… muy socavados. En la misma forma, ahora, mucha gente se está dando cuenta que corresponde a México la función de dar origen a una nueva cultura, entendiendo por esta, un nuevo esfuerzo, una nueva escala de valores de tipo espiritual, para hacer frente a los grandes problemas del mundo, como son: la contaminación, la violencia, la incompetencia de los partidos políticos. Todo esto requiere no de parches, no de soluciones fragmentadas, sino de toda una nueva visión integral que sólo puede dar una nueva cultura”.

La mujer dormida debe dar a luz

“El primer libro que hace estos señalamientos es del que hablábamos -La mujer dormida debe dar a luz- el cual escribió este estudiante de la historia mexicana, quien se formó primero en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, posteriormente viajó al Tíbet a ampliar sus conocimientos, su visión, su conciencia y a su regresó, además de escribir este libro, instruyó a un pequeño grupo de historiadores para empezar a ver la historia con una visión diferente, muy integral. Este personaje, muy importante en nuestra historia contemporánea es Ayocuan, quien primero fue mi amigo y después se convirtió en mi maestro. El primer acontecimiento trascendental en mi vida fue ese”.

Regina y el despertar de México

¿Cuál sería el segundo hecho importante en su vida?

-“Luego viene el hecho central en mi vida y en la vida contemporánea de México que es el Movimiento del 68. Habría que mencionar algunos antecedentes: los padres de Regina, quien dirigió todo el aspecto espiritual de este movimiento, fueron amigos de mis padres. Esto hace que cuando ella regresa del Tíbet acudió a mi casa a buscar un lugar donde alojarse, es cuando yo la conozco propiamente, porque aunque estuve por casualidad en el momento de su nacimiento, ocurrido veinte años antes -el 21 de marzo de 1948 en la aldea de Los Reyes-, no había vuelto a tener noticias de ella, ni la recordaba”.

La Tierra es un ser vivo

“Ella regresa del Tíbet con la misión específica de iniciar el despertar de México. Lo que puede parecer muy fantasioso, pero creo también que en los últimos años hemos tomado conciencia de que la Tierra es un ser vivo, y de que realmente tiene toda una serie de funciones biológicas que está realizando. En la misma forma seres como las montañas tienen su individualidad, su personalidad, como lo podemos ver en cualquier códice prehispánico, donde se mencionan las características específicas de cada una”.

El Popocatépetl y la Iztaccíhuatl

“En esta cosmovisión, los dos seres más importantes de México son el Popocatépetl y la Ixtaccíhuatl, las montañas más sabias, más poderosas, que representan lo esencial de México; dentro de esta visión cósmica que a muchos puede todavía parecerles fantástica, pero que en una visión moderna de tipo geológico ya se empieza a aceptar de alguna medida, Regina regresa con esa misión específica, lograr despertar al Popocatépetl y a la Iztaccíhuatl para que se inicie una nueva era, un nuevo ciclo, en el que México vuelva a recuperar la función de dar a luz a culturas muy elevadas que tuvo en otras épocas como pueden ser la maya, la náhuatl, la zapoteca o la olmeca.

“Desde el momento que ella me conoce me asigna la función de ser el testigo de ese movimiento, obvio que en ese momento yo no tenía ni la menor idea de su trascendencia, pero al poco tiempo se dan todos esos acontecimientos del 68, que todavía no han sido debidamente valorados. Hay mucha gente que olvida el carácter planetario que tuvo ese movimiento, que no fue un problema local de la Ciudad de México, como muchos suponen, sino que se da en un contexto en que en varias partes del mundo se estaba luchando por cambiar lo que se consideraba injusto, y que lo mismo se dio este movimiento en Rusia, en Francia, en Estados Unidos, en China, en Japón, pero el centro estuvo aquí en México.                      

La campana de Santa María de la Asunción y las rejas del coro de Catedral son un instrumento único de índole espiritual

“El despertar de México, de sus volcanes dormidos, se tenía que hacer con base en un ritual que Regina llevaría a cabo en el Zócalo de la Ciudad de México, tocando las campanas de la catedral: en concreto la de Santa María de la Asunción, que fue elaborada por alquimistas novohispanos en el siglo XVII, y que tiene características muy especiales, su aleación se conoce como tumbaga, misma aleación de las rejas del coro; ni las grandes catedrales europeas tienen ese material, lo producían los chinos, sus alquimistas eran los únicos capaces de elaborarlo, con una aleación de oro, plata y cobre, pero que tiene que ser fundida en un proceso que dura más de cien años.

“Con excepción de China sólo en México existe la tumbaga, salvo los especialistas en arte la mayoría ignora que existe este tesoro artístico y espiritual, y que tiene un propósito específico el producir la resonancia que despierte la conciencia de los volcanes.

“Al sonar la campana resuenan las rejas, estas no operan de manera directa, es un proceso muy complicado y además la campana tiene que ser tocada por alguien que sepa hacerlo magistralmente. Regina estuvo primero en el Tíbet y luego en China, donde aprendió a tocar instrumentos sagrados básicamente campana”.

La segunda parte del ritual era pronunciar el nombre de México en total silencio

“En la segunda parte del ritual se necesitaba pronunciar el nombre de México en total silencio, lo que se logró gracias a la manifestación del silencio del 13 de septiembre de 1968, donde más de cuatrocientas mil personas llenaron no sólo el Zócalo sino todas las calles aledañas. Después de varias horas de estar en silencio, Regina pronuncia por tres veces el nombre de México, a la que se le considera una palabra sagrada y concluye el ritual”.

La rebelión de los sacerdotes del culto lunar                

“Sin embargo, Regina creyó que había despertado a los dos volcanes, pero nada más había logrado despertar al Popocatépetl y no así a la Iztaccíhuatl. Una de las causas principales fue la ocurrida en Tenochtitlán en 1483, la rebelión de los sacerdotes del culto lunar, del culto de Coyolxauhqui, que estaban en Tlatelolco, contra los sacerdotes del culto solar de Huitzilopochtli, y que al haber sido reprimidos, destruyeron todos los templos del culto lunar, entronizando deidades de carácter solar y masculino en un lugar que es básicamente femenino, lo que produjo un desequilibrio en el cuerpo sutil de México, y eso hacía que lo femenino estuviera más adormecido. Esto obligó a Regina a hacer uso del último recurso que han utilizado los grandes seres, que es el del sacrificio. Cuatrocientas personas junto con ella se tuvieron que sacrificar el 2 de octubre de 1968 en Tlatelolco para poder despertar al Iztaccíhuatl”.

A partir de ese momento todo cambió en México

“Se inició un despertar de conciencia y las que lo han percibido más son las mujeres. Cuando me preguntan o me piden una prueba, yo les digo los nombres de las compañeras que tenía en la Facultad de Derecho en 1954, porque eran una minoría, pero les aseguro que en este momento ningún estudiante puede decir los nombres de todas sus compañeras, porque son más que ellos o prácticamente su número es igual. El porcentaje de mujeres que han ingresado a estudios universitarios del 68 a la fecha es altísimo, y esto mismo se nota en cualquier actividad.

“Las mujeres están mucho más activas que los hombres, se han despertado mucho más rápido porque estaban dormidas. Esto es relativamente reciente, una persona que tiene 20, 30 años no lo capta, pero para alguien que tiene 40, 50 o 60 años sí ve la diferencia. Ha sido un cambio radical, muy positivo, porque ahí se demuestra que se ha logrado ese despertar”.

 En todas las partes del mundo se está buscando un desarrollo espiritual

-¿Porqué sí como usted afirma se ha logrado ese “despertar” estamos tan mal en todos sentidos?

-“Lo que está mal es que todo ese pasado se está desmoronando y lo que está empezando a emerger todavía no ha logrado estructurarse. Estamos viviendo, no sólo en México sino a nivel mundial, una situación muy semejante a la que ocurrió en el Mediterráneo en el siglo V, donde el Imperio Romano se estaba desintegrando. Se necesitó que pasaran dos, tres siglos, para darnos cuenta que había muerto una cultura y había surgido otra, y que lo importante no era ni el emperador romano ni los acontecimientos de desintegración, lo importante era que estaba surgiendo una nueva cultura occidental en los pequeños grupos de cristianos, que estaban intentando sacralizar su vida, ampliar su conciencia, elevar su espiritualidad, recuperar la escala de valores de tipo moral no sólo materialista, lo mismo está ocurriendo ahora”.

La tónica de los tiempos es el respeto a todas las tradiciones sagradas de la humanidad

-“En todas partes del mundo se están forjando pequeños grupos con una visión diferente al simple afán de hacer dinero u obtener poder. Están buscando un desarrollo espiritual más profundo, y esa espiritualidad tiene características más ecuménicas (universales), menos fanáticas, menos sectarias. La espiritualidad es el resultado de muchas corrientes, tan respetable es el budismo, como el islamismo, lo mismo que el cristianismo o cualquiera de las grandes religiones. Ya no se estigmatizan, al contrario se les tiene un profundo respeto, hay un espíritu ecuménico que está en marcha en todo el planeta, lo que no quita tampoco que algún grupo de fanáticos siga con una actitud sectaria, pero vamos, la tónica de los tiempos es ese respeto a todas las tradiciones sagradas de la humanidad”.

Tlacaélel, el azteca entre los aztecas

¿Ese espíritu, ese despertar sería Regina, pero en el caso de Tlacaélel?

-“Lo que pasó es lo siguiente: cuando termina el Movimiento del 68, tengo la obligación de hacer el reportaje pero emotivamente estaba muy afectado, intento empezar a escribirlo y no lo pude hacer, entonces, mi amigo, mi maestro Ayocuan, me aconseja que me olvide por el momento de todo e inicie una investigación sobre un personaje que se llama Tlacaélel, yo le pregunto ¿y quién fue él?, pues de eso se trata que empieces a investigar, me contestó. Durante diez años efectué una investigación sobre este personaje y resultó muy valiosa para mí.

“En primera transcurrieron diez años y superé el trauma terrible que me habían dejado los acontecimientos del 68; segundo, aprendí a investigar, no es fácil realizar una investigación en México, pero lo más importante es que me di cuenta que la percepción de la realidad es totalmente personal y subjetiva, y que cada uno de nosotros tenemos el error de creer que lo que captamos como realidad es la misma para todos los demás, no es así.

“Comprendí que si hubiera escrito el libro del 68, lo único que hubiera hecho era transcribir mis propias memorias y mi punto de vista sobre el movimiento, lo que hubiera sido un libro totalmente personal. Entonces me dije voy a recabar información de todos esos hechos como si no hubiera estado, además yo no había estado en muchos de los acontecimientos del 68, tenía la información que se publicó en los periódicos pero esta era inexacta, sólo recabando muchos testimonios de diversas fuentes puede uno intentar aproximarse a una presentación más o menos objetiva de la realidad. La realidad total sólo la conoce Dios, uno lo intenta”.

La genialidad reside en saber adaptar el conocimiento pasado a las circunstancias actuales

“Volviendo a Tlacaélel, que también me produjo ese sentimiento de no confiar plenamente ni en mi propio recuerdo ni en los recuerdos de nadie, sino intentar conseguir un consenso con base en muchos testimonios, me hizo darme cuenta que la época que él vivió es muy semejante a la actual. Recordemos que en aquel entonces había en México una enorme decadencia, ya las grandes culturas habían desaparecido, se vivía una anarquía, y él es quien logra todo un renacimiento cultural en México, porque tuvo la genialidad de saber adaptar adecuadamente los conocimientos del pasado a sus circunstancias. Por eso sigue siendo un ejemplo valioso para nuestro tiempo porque realizó esa tarea que ahora estamos llamados a realizar a nivel mundial”.

Conocer las leyes naturales y ajustarse a ellas

“Lo que necesitamos es encontrar en todas las tradiciones no sólo mexicanas sino mundiales que conocimientos, que experiencias, pueden serles útiles a los seres humanos para resolver sus actuales problemas. Si hay algo que nos preocupa, por dar un ejemplo, es la destrucción ecológica del planeta, a todos nos afecta. En los pueblos prehispánicos nos dan un ejemplo de cómo lograban adaptarse al medio ambiente sin destruirlo; el caso de las ciudades mayas es extraordinario, en medio de la selva lograron construir grandes conjuntos urbanos que mantenían entre sí toda una serie de actividades, sin destruir el medio ambiente, porque conocían muy bien las leyes naturales y se ajustaban a ellas. Recuperar ese conocimiento del funcionamiento de las leyes naturales, el sentido de responsabilidad que tuvieron nuestros antepasados, sería una solución que podría aportar México al mundo. Ya vista así la historia, no es un conocimiento meramente teórico, académico, erudito… es encontrar en ese pasado soluciones, modelos, guías, ejemplos, experiencias, para resolver nuestros actuales problemas”.

El mensaje de Regina y Tlacaélel

¿Cuál sería, si pudiera concretar el mensaje de Regina y Tlacaélel?

-“Quizá el mensaje de Tlacaélel sería tomar en cuenta el pasado para saber resolver los problemas más actuales, adecuando esas soluciones a las circunstancias presentes. “Hay mucha gente que cree que recuperar el pasado es sólo ponerse un traje de plumas y cambiarse el nombre, no es tan sencillo, es recuperar la sabiduría que tuvieron los sabios del pasado.

“En cuanto al mensaje de Regina es más elevado, porque ella con su sacrificio nos está haciendo ver que el ser humano debe estar siempre dispuesto a sacrificarlo todo con tal de lograr la elevación espiritual de sus semejantes. Por otra parte, considero que todavía no hemos alcanzado a descifrar su mensaje, conforme vaya pasando el tiempo nos daremos cuenta que el 68 fue el parteaguas de todos los tiempos modernos, y que la figura de Regina como conductora espiritual de este movimiento es importantísima”.

Colofón

¿Como mexicanos, qué actitud nos recomendaría asumir en este despertar?

-“Le quiero aclarar una cosa, mi recomendación no debe tomarse como venida de un maestro, porque yo soy sólo un testigo, lo que recomendaría es que tengamos un gran respeto hacia todas las tradiciones del mundo, que sepamos que ha habido grandes seres atrás de las mismas, y que rescatemos lo que nos pueda ser útil. Como mexicanos considero que los problemas que estamos pasando actualmente son circunstanciales y pasajeros. No podemos caer en depresión, en pesimismo, porque la riqueza que tiene el país resultado de miles de años de una alta cultura y espiritualidad es muchísima mayor que las dificultades a las que nos estamos enfrentando. Debemos salir adelante, vamos hacerlo empujados por toda esa historia maravillosa que tenemos y por todos estos seres extraordinarios que ha habido en México”.

Resumen biográfico

Antonio Velasco Piña, nació el 8 de septiembre de 1935 en Buenavista de Cuéllar, estado de Guerrero, México, murió el 27 de diciembre del 2020 en la Ciudad de México. Estudió la carrera de Leyes en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México, formando parte de la generación 1954, fundadora de Ciudad Universitaria. Se dedicó de tiempo completo a la investigación y a la docencia, sus investigaciones han quedado plasmadas en dos novelas de carácter histórico-biográfico: “Tlacaélel: El azteca entre los aztecas” una obra considerada un clásico para quienes se interesen en la historia prehispánica de México, y “Regina: 2 de octubre no se olvida”, que proporciona un original relato sobre el Movimiento del 68, a su juicio los acontecimientos que sacudieron al mundo entero tenían una motivación de carácter espiritual y no simplemente político. En otros de sus libros “Cartas a Elizabeth”, “Espejo del viento”, “El retorno de lo sagrado”, “La herencia olmeca”, y “El despertar de Teotihuacán”, Velasco Piña analiza diferentes cuestiones de índole histórica, hasta llegar a una singular visión en esta materia que permite comprender con mayor profundidad las diferentes etapas que ha tenido la humanidad, así como las causas que han propiciado la presente crisis planetaria y sus posibles soluciones.