Historias de éxito, jóvenes emergentes

Por Marco Antonio Villasana

“Bailan al ritmo de esa música fascinante… alternando el peso del cuerpo en uno y otro pie… ¡Girando sin parar!” El venado azul

En México existe la Compañía Nacional de Danza, pero está dedicada a la danza clásica, de excelencia profesional y con grandes producciones, una de ellas “El lago de los cisnes”, que se llega a presentar en un escenario inigualable, la Isleta del lago de Chapultepec, pero definitivamente no representa las raíces culturales de México; de igual manera el Ballet de Amalia Hernández, es un espectáculo colorido, extraordinario, pero tampoco es la esencia del folklor nacional.

Una manera única de expresarse

Cada región de México, cada comunidad, tiene una manera única de expresarse a través de sus danzas, en sus pasos, zapateados, trajes, tocados, máscaras, color y música, que responde a su propia cosmovisión, las características geográficas de las que goza, la cercanía con el mar, el desierto, la prodigalidad de la naturaleza, su religión, fiestas patronales… Una de estas muestras es la celebración de la Guelaguetza en Oaxaca.

Egresada de la Licenciatura en Danza Folklórica

Una apasionada del folklor nacional es María José Alvarado Hernández, recientemente egresada de la Licenciatura en Danza Folklórica, de la Escuela Estatal de Danza de San Luis Potosí, carrera que tiene una duración de cuatro años, y cuyos objetivos generales son la formación de bailarines e intérpretes de danza contemporánea y folklórica que sean capaces de desempeñarse en la docencia y como coreógrafos.

En el caso de María José, quien es una bella joven, tenaz  e inteligente, su interés de cursar esta carrera, fue profesionalizar el gusto que ha tenido desde niña por la danza folklórica, sin embargo, no sólo tuvo que esforzarse en la parte teórica y práctica, sino también superar el descalificamiento de algunos de sus profesores, que con una falta total de pedagogía llegan al aula no a descubrir talentos, ni mucho menos construirlos, sino a humillar a sus alumnos. “Me llegaron a decir: tú no sirves para la danza, tú no vas a lograr ser bailarina, al principio me desmotivaban, pero yo no me iba a rendir, sentía que era más fuerte, más fuerte para luchar, y me repetía, sí voy a poder, no te rindas.”

Una de sus maestras justificaba su actuación, diciéndoles no sólo a ella, sino al grupo, “La vida va a ser dura con ustedes, no siempre te va a brindar aplausos”, pero muchas veces con este proceder el resultado es que se daña la autoestima del alumno.  Sin embargo, María José contó con el apoyo total de sus padres para la realización de sus metas y encontró también en su desarrollo quienes creyeron en ella. “Una de mis maestras, Diana Emma, fue la que más me apoyó, me decía: si ya llegaste hasta aquí termínalo, me echaba porras, la llevo en mi corazón… Otra de ellas, Isis Chávez, de contemporáneo, me motivo mucho para seguir, me corregía posiciones, alarga, céntrate, le gustaba la manera que me expresaba, recuerdo sus palabras, no dejes que nada te desanime.” 

Trabajo duro, sacrificio y perseverancia

De no haber sido por su determinación, trabajo duro, sacrificio y perseverancia, esta joven hubiera claudicado en el camino, pero logró demostrar que no sólo es una bailarina sino también una futura investigadora y docente. Ella pretende llegar al trasfondo de las danzas que interpreta, ir al lugar donde se originan y encontrar su esencia y motivación, ya que afirma suele haber contradicciones entre los mismos que las enseñan; asimismo, desea aplicar la danza folklórica como una herramienta en la educación de niños con necesidades especiales (Síndrome de Down, Autismo, Asperger, déficit de atención, hiperactividad), campo en el que quiere especializarse y presentarlo como investigación para su titulación.

Como docente tienes que ser muy observador

Esta motivación, le surgió del contacto directo con estos niños en cursos y talleres donde ha participado. María José comenta, “Como docente tienes que ser muy observador, para determinar las necesidades educativas de cada niño, y más si son muy pequeños, además de nunca forzarlos, utilizar ejercicios sencillos no difíciles para su práctica, y motivarlos a través del juego. Un niño cuando tiene problemas no se interesa.”

Uno de estos ejercicios con el que ha tenido excelentes resultados es La danza de los viejitos, ya que afirma “A los niños, los motiva y los activa”.

(La danza tradicional de los viejitos procede de la región lacustre del estado de Michoacán, su origen se remonta a la época prehispánica y se le relaciona con danzas del ritual en honor de Huehuetéotl o Dios Viejo. Los danzantes convertidos en “viejitos” hacen alarde de sus movimientos mediante caídas, brincos, zapateados y corriendo en fila al ritmo de la música de violines y guitarrones que van aumentando cada vez más el ritmo.)

Niños débiles auditivos

Algo muy interesante que María José comparte, y que habla de inclusión, es el caso de niños débiles auditivos,  que para poderlos motivar a bailar, se coloca una bocina en el piso, para que la vibración les llegue a sus pies y algo que es también importante para ella, como docente, es llegar aprender el lenguaje de señas.

La pandemia

Cursando su licenciatura en danza, María José, como otros alumnos, se enfrentaron a la pandemia, algunas materias con sus limitantes las pudieron tomar en línea, pero otras como Etnografía (ciencia que estudia y describe los pueblos y sus culturas), se vieron limitados al no poder realizar investigación de campo. María José afirma que para aproximarse a las danzas de cada región, y más con el basto campo de estudio que ofrece San Luis Potosí, “Es necesario primero investigar todos sus usos y costumbres, meterse a lo más profundo”.

La Huasteca Potosina

Un santuario de investigación etnográfica es la Huasteca Potosina, nos instruye María José, constituida por 20 municipios, los cuales son: Aquismón, pueblo mágico, Axtla de Terrazas, Ciudad Valles, Coxcatlán, Ebano, El Naranjo, Huehuetlán, Matlapa, San Antonio, San Martín,  Chalchicuautla, San Vicente, Tancuayalab, Tamasopo, Tamazunchale, Tampacán, Tampamolón Corona, Tamuin, Tancanhuitz. “Me interesa mucho la danza de Los Voladores de Papantla, que anteriormente era bailada sólo por hombres y donde ya están participando mujeres.”

Danza original versus espectáculo

En la opinión de esta joven bailarina, quien además de bailar, aprendió también a tocar instrumentos musicales como la flauta, el tambor, la sonaja, la confección de trajes, bordado y elaboración de tocados. “Yo estoy en contra de convertir la danza folklórica en un espectáculo, me gusta más lo tradicional y tampoco soy partidaria de los concursos porque modifican las danzas, se pierden las costumbres, la tradición.”

Quiero seguir bailando

Para María José es importante seguir bailando, no sólo dedicarse a la docencia. Entre sus metas está crear su propio grupo de danza folklórica para principiantes, sin importar las características físicas de los alumnos, si son de baja estatura, flacos o robustos “No me importa la estética, lo que me importa es lo que expresen a través de la danza y en un futuro me gustaría escucharlos decir: ella fue mi maestra, ella me enseñó a bailar.”

De sus cuatro años de estudio, María José señala, que valieron la pena, “Aprendí demasiado, me llevo recuerdos inolvidables, me enseñaron a ser fuerte.”