10 febrero, 2023•By Adalberto Villasana Miranda
Celestiales
Algo debe el ganso a los militares que les da todo, hasta las… nubes
Miguel A. Rocha Valencia
Como se esperaba, los diputados de morena, con abstención inexplicable de los opositores, aprobaron la ley de protección del Espacio Aéreo Mexicano y con ello, les entregaron a las fuerzas armadas la administración del cielo nacional y con ello, los militares ahora son los dueños disfrazados de administradores de todo lo que tenga que ver con la aeronavegación.
Sin modificarse “ni una coma”, como lo exige el ganso, pasó la tal Ley que en realidad viene a normalizar algo que de suyo es responsabilidad de los militares y que compartían de alguna manera con la antigua secretaría de Comunicaciones y Transportes, incluyendo la administración de los aeropuertos y la vigilancia de los mismos con todo y sus aduanas, donde entran los marinos y la Guardia Nacional con sus asignaciones específicas.
El tema es que además de albañiles, proyectistas, empresarios, administradores, vigilantes y hasta concesionarios, los militares (todos ellos) con cómplices también de corrupción y no obstante los “ahorros” que dice el machuchón que se están haciendo, la verdad es que como constructores resultaron muy caros.
Sus obras todas, sin contar los proyectos ejecutivos que se circunscribieron a unas cartulinas tanto en el AIFA como el tren Maya, aumentaron en el primer caso, en 50 por ciento, incluyendo los subsidios y los contratos que por 12 mil millones de pesos fueron observados por la Auditoría de la Federación y que de plano, no se explicaron, destacando entre ellos los entregados por asignación directa a “empresas” inexistentes, con domicilios vacíos o sin capacidad para cumplir los compromisos otorgados.
Para el tren Maya, el costo ya se triplicó y de los 360 mil millones que iban bajo la tutela de Fonatur, se espera un mayor gasto derivado como ocurre en Dos Bocas de los “no previstos, complementarios o pago de impuestos”. Cabe señalar que, ante su inviabilidad financiera, la iniciativa privada no ha invertido peso y sólo alquilan sus servicios de consultoría y construcción.
Por cierto, datos del Banco Nacional de Obras (BANOBRAS) indican que posiblemente entre un “jugador” privado interesado en la construcción del tramo que conectará, luego del ajuste del trazo, a la capital de Yucatán con la estación más cercana. Sería nueve kilómetros de un tren ligero donde podría entra la misma CAF que actualmente tiene la construcción, mantenimiento y administración del Tren Ligero entre la CDMX y el Estado de México con todo y su ampliación a Santa Lucía el cual por cierto ya triplicó su costo.
Claro en todo eso va implícito el salario adicional a los divisionarios y demás jerarquía militar que “presta sus servicios” en las construcciones, relegando sus actividades en defensa de la soberanía nacional. Tal vez por eso los crímenes se acumulan cada vez más y no acuden a defender a la ciudadanía que es atacada por los delincuentes que asesinan, secuestran, extorsionan y desde luego producen y trafican drogas.
Aún falta sumar el “regalito” de cupos y aviones para la nueva línea aérea que el mesías tropical tendrá a bien entregarles “peladita y a la boca” donde seguro habrá pilotos militares ya sea de Sedena con su rama de Fuerza Aérea Mexicana y a la mejor algún marino con vocación aspiracionista.
Porque ni modo que los militares pongan su dinero cual viles capitalistas. Todo habrá de salir del bolsillo de los mexicanos para con ello darle vida al AIFA, donde por cierto una tal Sabrina y un sujeto tatuado cuyo nombre ignoro, le hacen una promoción tan genial que invitan a usar esas instalaciones al fin “hay poquita gente”. No me defiendas compadre.
Total, que hasta dan ganas de entrarle al Ejército, total, no se arriesgan, tiene prohibido enfrentarse a gente armada a la que le huyen, dan abrazos o ceden territorios a cambio de ser empleado con buen sueldo.
Y todavía salen los neoliberales retrógradas y conservadores a decir que el país se está militarizando. Ridículos, ya se militarizó y su mayor presencia es en el trasporte público, aéreo, marítimo y terrestre, incluyendo el Metro.
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