Salió malo para la administración pública
El Pejelagarto es un personaje que resultó muy bueno para la calle, para los discursos en la plaza, para los plantones como el de Paseo de la Reforma, pero nos salió muy malo para la administración pública.
Yo Campesino
Gobiernito de mentira
Ganso sustenta “su administración” en infundios, corrupción y promesas incumplidas
Miguel A. Rocha Valencia
Si alguien conoce al ganso, es Porfirio Muñoz Ledo, quien le atribuye “perturbaciones sicológicas graves” y por eso debería renunciar a la Presidencia de la República. Y tal vez uno de esos síntomas, sea la tendencia a mentir reiteradamente y acusar a los demás de su fracaso.
De hecho, en la mente del mesías tropical quien encuentra enemigos hasta en sus propias huestes, las cosas que dice las da por hechas, ciertas, aunque las cifras y hechos reales digan lo contrario y lo desmientan. Y cuando alguien le dice que está mal con pruebas, su refugio es “yo tengo otros datos.
Es decir, sostiene en mentiras muchas de sus decisiones y políticas de gobierno, así como en el reparto de culpas y conspiraciones, desde luego todo en su contra. Incluso cuando se le muestran datos acerca de los rasgos cada vez más profundos de la corrupción en su gobiernito, donde su propia familia resultó un ejemplo con evidencias tangibles, se aferra a una legalidad inexistente o lo justifica como parte de su proyecto.
Para el profeta de la 4T, quienes le son leales con incorruptibles y actúan siempre de buena fe porque le proveyeron de recursos en su “lucha” o utilizan recursos públicos, negros de inconfesable procedencia para ejecutar sus órdenes: “Hagan lo que tengan que hacer”, es la consigna para mantenerse en el poder, no para gobernar.
Tal vez por eso, hasta agosto pasado se le contabilizaron 87 mil afirmaciones falsas o de difícil comprobación. A estas alturas, seguramente ya alcanzó las 100 mil con lo que casi triplicaría las dichas por Donald Trump en cuatro años con poco más de 35 mil
En las mentiras también se contabilizan las acusaciones a sus “enemigos”, las persecuciones e inmolaciones sumarias en Palacio Nacional a periodistas, políticos, empresarios, mujeres que reclaman justicia, familiares de personas asesinadas o desaparecidas, enfermos, reclamos de información, intelectuales, científicos y muchos más que según él, están inmersos en corrupción o confabulan contra su “gran gobierno”.
Ahí también se encuentran promesas hechas al “vapor” sobre diversos tópicos que incluyen realización de obras o acciones, como la existencia de medicamentos en anaqueles de clínicas del sector público, mejora en los servicios de salud, la austeridad republicana dentro de sus filas cuando en la FGR pagan 350 millones por seguros médicos de gastos mayores.
Bueno se alcanzó la puntada de acusar a la senadora Xóchitl Gálvez de querer eliminar las pensiones a los adultos mayores, cuando en realidad la expanista se refería a otros programas clientelares cuatroteros. Hizo escándalo y ya quería colocar en la hoguera de Palacio a la hidalguense, quien desmintió el hecho y anunció que buscaría su derecho de réplica.
Pero como ella, a otros muchos, quienes su púnico pecado es ser aspiracionistas, vivir en barrios destacados o tener propiedades gracias a su esfuerzo, porque si fuera lo contrario, seguro ya los andaría persiguiendo con la FGR y la Unidad de Inteligencia Financiera, convertidos hoy en horca y cuchillo para extorsionar a disidentes.
Y a las mentiras o afirmaciones incomprobables, está el uso faccioso o dispendioso del presupuesto como lo es el aeropuerto de Santa Lucía donde ante a falta de interés de las empresas privadas, pues creará una del gobierno a partir de los despojos de Mexicana y para no variar se la entregará a la secretaría de la Defensa Nacional con todo y varios aeródromos.
Ahora sí que muy probablemente saldrá más caro el caldo que las albóndigas, pero como dicen los cercanos al caudillo “así es”, necio, aunque lo paguemos todos los mexicanos en ese plan perverso por empobrecernos.
Pero también están los muertos, a la fecha suman cerca de 138 mil los asesinatos registrados en la actual administración, en tanto que el Inegi conformó la sobre tasa de defunciones derivadas de la mala gestión de la pandemia de Covid 19, así como de quienes fallecieron derivado de enfermedades crónico degenerativas incluyendo cáncer, hipertensión y diabetes, que no se atendieron. Son 350 mil personas que “oficialmente” perecieron de más.
Desde luego la asignatura de seguridad sigue pendiente pues ante la promesa de que asumiendo el poder se acabaría con su política de abrazos, no balazos, la verdad es que el crimen organizado avanza en territorialidad y permea los estratos de gobierno incluyendo congresos y desde luego su poder financiero alcanzó a empresas privadas que le sirven para lavar dinero.
Así como eso, están todas las áreas de la administración pública donde la justicia es un tema olvidado porque sólo se aplica la ley del ganso, el cual, puede decir, hacer o acusar a quien sea, seguro de que, a pesar de denunciarlo penalmente, saldrá ileso, sin ningún daño, al menos mientras esté en el poder.
El Pejelagarto es un personaje que resultó muy bueno para la calle, para los discursos en la plaza, para los plantones como el de Paseo de la Reforma, pero nos salió muy malo para la administración pública.
A medida que se le acaba el margen de maniobra el ganso echa “pal ante” y en vez corregir sus hierros y malas intenciones, adopta actitudes cínicas para justificar con los argumentos de siempre (corruptos, neoliberales, adversarios o conservadores) lo que ya es inocultable como la destrucción de instituciones, su desprecio por la Ley, ocultamiento de información pública y desde luego, su gran ambición por el dinero para comprar poder y ejercerlo sólo él.
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En tiempos de Felipe Calderón aseguramos que el verdadero jefe de la mafia era Genaro García Luna y con Enrique Peña Nieto se señaló a Luis Miranda Nava y Luis Videgaray Caso, hoy con un gabinete de floreros y corcholatas, sólo el Ganso aparece como responsable de todos los trastupijes y enjuagues de ropa sucia, pero eso sí, afirma que él no protege a nadie y que es distinto a los demás sin un ápice de corrupción ni ambición.
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