El canto de la guacamaya
“Por el canto se conoce el pájaro.”
Refrán popular
Miguel Ángel Rocha
Si acaso existiera un “Diccionario de la ornitología política mexicana”, donde estuvieran descritas especies como los gallos maiceados, las chachalacas o los zopilotes, no podría faltar una entrada sobre un espécimen que en días recientes hizo su aparición en la algarabía nacional: la guacamaya.
El miércoles de la semana pasada ocurrió algo que no es tan común como debería serlo. En la conferencia mañanera una reportera, Sara Pablo, tuvo la oportunidad de hacer una pregunta relevante —sin ánimos de confrontar— y con el mero objetivo de que las autoridades informaran sobre un tema de importancia pública: ¿Qué hace la Secretaría de la Defensa Nacional con los reportes internos donde se vincula a funcionarios locales de diversos estados con diferentes grupos del crimen organizado?, ¿se abren carpetas de investigación?, ¿se comparte la información con las Fiscalías?
Esos reportes confidenciales se hicieron públicos como parte del hackeo que el grupo Guacamaya realizó contra el Ejército Mexicano y la pregunta iba dirigida al general Luis Cresencio Sandoval, titular de la SEDENA, pero fue atajada por el presidente López Obrador quien intervino para desviar la respuesta calificando el hackeo como un asunto politiquero y una campaña sucia orquestada por sus adversarios. Esta evasión fue posible gracias a un problema propio de la información obtenida: no todo es de interés público.
En este sentido, hay que distinguir entre dos tipos de información. El primero es de índole personal y aquí existe una subdivisión entre aquello que representa una invasión a la privacidad (como la grabación de una llamada de la doctora Beatriz Gutiérrez Müller) y otros temas que, si bien pueden ser de interés público —como por ejemplo el estado de salud del presidente o los regalos caros entre funcionarios de la SEDENA—, no se relacionan con la crisis de inseguridad que vive el país.
El segundo tipo es la información que sí representa un asunto de interés nacional y que debería ser el foco de los cuestionamientos. Los reportes a los que se refería Sara donde quedan señalados presuntos nexos de servidores públicos (y hasta de gobiernos estatales) con grupos del narco son un buen ejemplo de lo anterior. Por otro lado, la divulgación de información personal es aquello que le permite al presidente convertir el tema en algo político, y catalogarlo como un ataque de sus opositores, cuando en realidad es un asunto de rendición de cuentas por parte de la Secretaría de la Defensa: ¿Qué hacen con esos informes?
Al final del día, el poder de las filtraciones se diluye cuando lo relevante se mezcla con lo anecdótico y lo político. La guacamaya debe afinar su canto o se perderá como un eco entre el alboroto de las demás aves y cada uno —ganso incluido— seguirá cantando su propia canción.
Deja un comentario